Para cada ambiente podemos imaginar un jardín distinto, de trazado regular, simétrico, que relaja la vista y la mente por predecible. O de trazado libre, errático, con pequeñas sopresas.


El jardín unas veces resulta un espacio de representación social, otras un contacto íntimo con la naturaleza. Unas veces es frío, otras es cálido y otras a veces incluso produce temor, sin embargo nunca deja indiferente.
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